viernes, 25 de mayo de 2007

El Papa en Brasil: Titulares y Realidad


Frei Betto
es fraile dominico brasileño, periodista, escritor.


Según los titulares de los medios de comunicación la visita de Benedicto 16 al Brasil se quedó en condenas al aborto, al divorcio, al fin del celibato sacerdotal, a la Teología de la Liberación y a la actuación de la Iglesia en política y en los movimientos sociales. De hecho la presencia del pontífice entre nosotros movilizó multitudes y le hizo experimentar la calurosa acogida del pueblo brasileño.

Aunque muchos no fueron a la calle por ser católicos sino por estar ante una celebridad objetivo de todos los medios de prensa y adornada con cierta aura divina. Basta con citar lo sucedido en la misa del domingo en Aparecida, en la que se esperaban, al menos, 500 mil fieles y a la que sólo llegaron, como máximo, 150 mil.

Benedicto 16 se considera un cruzado investido de la misión de salvar a la Iglesia de este mundo "secularista, hedonista, relativista", términos que repitió en sus pronunciamientos. Su óptica del mundo actual es pesimista, al contrario del apóstol Pablo, que veía la gracia divina sobreponerse al pecado (Romanos 5,20).

Su visión de la Iglesia es preconciliar, centrada en la práctica individual de las virtudes, rehén de un moralismo capaz de condenar el sexo antes del matrimonio y, sin embargo, capaz de mantenerse indiferente ante lo que los obispos del Continente, reunidos en Medellín en 1968, calificaron de "pecados estructurales", como la explotación económica, el latifundio, el desempleo y el neocolonialismo.

El papa decepcionó a quienes esperaban de él una condena explícita de la Teología de la Liberación. Si lo hubiera hecho estaría contradiciendo a Juan Pablo 2º, que en una carta dirigida a los obispos del Brasil el 9 de abril de 1986 declaró: "Estamos convencidos, nosotros y ustedes, de que la Teología de la Liberación es no sólo oportuna sino útil y necesaria. Ella debe constituir una nueva etapa -en estrecha conexión con las anteriores- de aquella reflexión teológica iniciada con la tradición apostólica y continuada por los grandes padres y doctores, por el magisterio ordinario y extraordinario y, en la época más reciente, por el rico patrimonio de doctrina social de la Iglesia expresada en documentos que van de la Rerum Novarum a la Laborem Exercens".

Hablando a los 170 obispos latinoamericanos y caribeños, en la apertura del encuentro que los reúne en Aparecida hasta el próximo día 31, Benedicto 16 declaró que "crece la distancia entre pobres y ricos" y reafirmó que "la opción por los pobres está implícita en la fe cristológica", o sea que no se puede considerar cristiano quien no se orienta por la prioridad de la defensa de los derechos de los oprimidos y excluidos, con los cuales se identificó Jesús (Mateo 25, 31.44). Y recordó que la Iglesia es "abogada de la justicia y de los pobres".

El carácter laico de la sociedad moderna incomoda al papa. Él quisiera que en las escuelas públicas del Brasil se enseñara el catolicismo. Felizmente el presidente Lula rechazó dicha propuesta y reafirmó la laicidad del Estado brasileño. Más bien, ¿no debiera preguntarse el papa cómo forman a sus alumnos las escuelas católicas? ¿Por qué tantos políticos corruptos y criminales de cuello blanco son exalumnos de colegios católicos?

Al mencionar la esfera política, el papa se mostró constreñido a la teología liberal europea, en especial a la alemana. Es preciso aclarar que, en el país natal de Ratzinger, todos los pastores, católicos y protestantes, son funcionarios del Estado, o sea remunerados con dinero público. De ahí el silencio de las Iglesias ante las suciedades del gobierno alemán.

¿Cómo se va a pretender que la Iglesia sea apolítica? Si calla, aprueba, legitima el poder vigente, como sucedió en los casos de los obispos en España bajo la dictadura de Franco y en Chile bajo la de Pinochet. Y si denuncia, ¿estaría apartándose de su misión? Pero el clamar contra las injusticias, como hizo en Brasil la Conferencia de Obispos, es exigencia de la fe cristiana. Conviene no olvidar que todos nosotros, los cristianos, somos discípulos de un prisionero político. Jesús no murió enfermo en la cama sino preso, torturado y condenado a la pena capital por dos poderes políticos.

Si la Iglesia callara ante las injusticias, dice Jesús que "gritarían las piedras" (Lucas 19,40). No se trata de que la Iglesia endose este o aquel partido, que inciense o excomulgue al capitalismo o al socialismo. El papel de la Iglesia es estar al servicio y en comunión con el pueblo, sobre todo con los más pobres. Si el sistema y el gobierno estuvieran también cercanos al pueblo, mantendrían buenas relaciones con la Iglesia. Pero si estuvieran contra los intereses populares, tendrán que habérselas con la Iglesia como con una piedra en el zapato.

Es sintomático que, al día siguiente de la despedida del papa, el hacendado Vitalmiro Bastos de Moura, alias el Bida, uno de los cerebros del asesinato de la hermana Dorothy Stang, haya sido llevado a juicio en Belem (PA). La religiosa, que dedicó su vida a los sin tierra, fue asesinada de seis tiros en Anapu (PA) el 12 de febrero del 2005. Si tuviera osadía profética, Benedicto 16 hubiera unido la santidad de fray Galvão, primer brasileño canonizado, la semana pasada, al martirio de la hermana Dorothy. Y no dudo de que los hacendados del consorcio latifundista que ordenó asesinarla se consideran todos católicos…El Bida fue condenado a 30 años de prisión el 15 de mayo.



Traducción de J.L.Burguet (16.5.2007)

jueves, 10 de mayo de 2007

En Jesucristo resucitado renovamos nuestro Movimiento

Quilicura, 7 de mayo de 2007

A los hermanos de la comunidad
JJR- Pitrufquén
Movimiento Juvenil Dominicano
Presente.

¡Qué la esperanza de ser testigos de la resurrección de Jesucristo ilumine nuestro camino! Me he enterado que celebran 9 años de existencia como comunidad; ¡¡cuanto tiempo ha pasado!! ¡Cuantos momentos de alegría hemos compartido juntos! No nos cansemos de gracias a Dios por su ternura infinita y por los regalos que cada día nos hace desde que sale el sol hasta el ocaso.
Me imagino que de manera personal y comunitaria estarán haciendo la evaluación de estos años de camino. ¿Cuáles han sido nuestros logros? ¿Cuáles nuestras dificultades? Momentos de luz y oscuridad, estoy seguro, han atravesado nuestro caminar comunitario. ¿Acaso no está compuesta la vida de momentos de luz y oscuridad? También hay días nublados dirán ustedes.

No he querido restarme a este acontecimiento que ustedes celebran como comunidad, para decirles que somos muchos quienes nos alegramos con sus alegrías y nos mantenemos unidos en la oración cuando la situación se pone difícil. No es una sorpresa decir que nuestro Movimiento pasa por momentos difíciles, que probablemente el fervor experimentado en los primeros años se ha ido agotando con el pasar del tiempo y que no hemos sido capaces de motivarnos para continuar por la misma senda comprometida por la cual decidimos caminar hace varios años; podríamos gastar horas y varias páginas teorizando sobre esta realidad o intentando buscan explicaciones sociológicas que den respuesta a nuestras inquietudes. No es el momento de hacerlo.

Sin embargo, no podemos desentendernos de los frutos que hemos cosechado durante estos años; amistad, fraternidad, compromiso, búsqueda de la Verdad, oración y solidaridad, han sido las palabras y las acciones que nos han acompañado en este caminar, que en el caso de ustedes, ya supera la barrera de los 9 años.

Al poner la vista en los contrastes que nos depara la vida, se me viene a la mente la figura de Juan Pablo II en su visita a Chile, en 1987, hablando a un Estadio Nacional repleto de jóvenes. Eran momentos difíciles para Chile y la visita de este pastor se convirtió en un oasis de esperanza para un pueblo que atravesaba probablemente los momentos más complejos de su historia. Juan Pablo II les predicó a esos miles de jóvenes sobre la fortaleza del amor, la centralidad de Cristo y les dio palabras de aliento para no desmayar ante la adversidad.

Recuerdo vivamente que en una parte de su predica comentó el pasaje evangélico sobre " la resurrección de la hija de Jairo" que aparece en los llamados evangelios sinópticos (Mateo 9, 23-26, Marcos 5, 21-43, Lucas 8, 49-56). Si la memoria no me falla, el Papa comentó específicamente el texto de Marcos (pueden leer el texto). Jairo, uno de los jefes de la sinagoga, le pide a Jesús que sane a su hija gravemente enferma. Jesús acosado por la gente avanza lentamente, es en ese momento que una mujer que padecía de flujos de sangre toca el manto del maestro, quedando al instante curada. Mientras todo esto ocurre, llega la información de que la hija de Jairo a fallecido. Jesús se dirige a Jairo y le dice: "No te preocupes solamente, ten fe", al llegar al lugar ve la escena de dolor producida por la muerte y dirigiéndose a las personas que allí estaban dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no ha muerto; está dormida." Luego entra con la familia al lugar en que se encuentra la niña, y tomándola dice: "Talitá Kum", que quiere decir: "Muchacha, a ti te digo, levántate". Y la niña enseguida se levantó y se puso a andar.

Juan Pablo II, sensibilizado por el dolor de los testimonios de varios jóvenes en esa noche del Estadio Nacional, los anima y les dice que al igual que la "hija de Jairo" la juventud chilena no está muerta, está dormida. Que ante la falta de esperanza y el desánimo que puede llegar -incluso- a resultar análogo a "estar muerto", el Papa, afirma que "ante la mirada de Cristo despunta la vida" y podemos alcanzar nuevamente la vitalidad y la plenitud de la alegría. Ante la voz de Jesús ("Talitá Kum") la hija de Jairo deja la oscuridad y se echa a andar rebosante. Sólo dirigiendo la mirada a Jesús, la comunidad de ustedes y nuestro Movimiento -¡¡qué está dormido!!-, recobrarán las fuerzas perdidas y la pasión de seguir anunciando al Señor de la Vida.

Estos días, en que celebramos la resurrección de Jesús, resultan especialmente favorables para que nosotros los integrantes del MJD escuchemos la voz enérgica de Maestro que nos dice: ¡¡"Ponte de pie"!! Y animados por sus palabras volvamos a caminar haciendo honor a la vitalidad tan propia de la juventud.

Quisiera felicitarlos a nombre de todo el MJD y animarlos a que continúen caminado de la mano de Cristo, anunciando su Reino a ejemplo de Domingo de Guzmán.

Un abrazo fraterno.

José " Pepe" Bustos Barra
Vice-coordinador MJD-Chile


miércoles, 9 de mayo de 2007

"Opción por los pobres como auténtica acción evangélica y no sólo teórica"

Carta de laicos chilenos al Papa y a los obispos de América Latina y el Caribe

Martes 1° de mayo de 2007


El Papa Juan XXIII, al inicio del Concilio Vaticano II dijo proféticamente: "la Iglesia es de todos, pero particularmente es la Iglesia de los pobres". También lo han repetido pastores ejemplares como Monseñor Manuel Larraín, Helder Camara, Enrique Angelelli, Juan Landázuri, Raúl Silva, Leonidas Proaño, Enrique Alvear, Pedro Casaldáliga, Juan Gerardi, Samuel Ruiz, Ivo Lorscheiter, Fernando Ariztía, Alejandro Jiménez, Luciano Mendes de Almeida, Oscar Romero, etc. Ellos reafirmaban esta línea pastoral dando cuenta de que "la Iglesia cumple una función esencial de su misión cuando ejerce su tarea profética".
"El profetismo no se pone contra nadie. Su acción se dirige a desvelar el pecado personal y social que amenaza y esclaviza a las personas"[1]. Estos claros conceptos han estado presentes antes y después de la fundación del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) que ha convocado a su V Conferencia General en Brasil.
Hoy, los obispos del Continente van al Santuario de Aparecida para escrutar los signos de los tiempos y, a discernir las angustias y las alegrías del pueblo latinoamericano en momentos históricos bien definidos y cruzados por una línea maestra que es el modelo económico neoliberal que azota y castiga a los más pobres y los condena a una especie de muerte lenta. Por cierto que en estos tiempos es difícil ser genuino discípulo de Jesús, más aún si consideramos con seriedad que ser discípulo es cambiar de vida!
Desde Chile, convertido en un laboratorio de este sistema económico neoliberal, junto a otras voces que ya se han hecho escuchar, queremos entregar nuestra opinión y esbozar algunas ideas fuerza que deberían estar en las Conclusiones de esta V Conferencia, reflexiones que nacen desde nuestra convicción cristiana fiel al Concilio y, por sobre todo, al Evangelio de Jesús que nos inspira, ilumina e interpela nuestras conciencias.
En nuestro país conocemos bien los estragos sociales y éticos que causa el sistema neoliberal. La falta de democracia plena, la pobreza, la exclusión política social, el desempleo crónico, la corrupción, el consumismo desenfrenado, la precariedad en la salud, la educación, las privatizaciones irracionales y el consumo de drogas entre los jóvenes de zonas periféricas, son sólo muestras de este flagelo que recorre a toda Latinoamérica en mayor o menor grado. Es decir, la negación inmisericorde de la vida buena para todos. Estos componentes trágicos de la ideología neoliberal que están a la vista de quien quiera ver en Chile y otras latitudes, nos interpelan a derribar el gran muro de la desigualdad y a consolidar con valentía la esperanza de los pobres.
Ante esta realidad social injusta y perversa, esperamos no sólo una palabra "ilustrada teológicamente"[2] de nuestros obispos reunidos en el Santuario de Aparecida, sino también una praxis profética y, un acompañamiento de pastores discípulos de Jesús, audaces ante el dolor y la miseria. En consecuencia, pedimos tener presente estas reflexiones en las conclusiones finales:

1) Que la "opción por los pobres" sea una actitud permanente de nuestra Iglesia y la sitúe en una perspectiva no sólo teórica, sino que de acción concreta con palabras y signos claros. Sin temores ni cálculos que sólo alejan una auténtica acción evangélica. Es necesaria una condena al modelo económico neoliberal que oprime, aplasta y crucifica a millones de hombres, mujeres y niños con una vida injusta y miserable. Este pecado no se puede callar ni puede ser tratado con posiciones genéricas o vocablos fáciles. Hemos de ser auténticos discípulos a pesar de los costos que ello nos signifique como Iglesia.
Este abandono de los pobres de cada país y de todo el mundo abarca a los 2/3 de los seres humanos del planeta y es un colosal crimen de genocidio de los poderosos de este mundo. Son sus víctimas unos 4.000 millones de hermanos nuestros e hijos de Dios que no tienen el mínimo indispensable para una vida humana y buena. No pueden practicar la virtud (santo Tomás de Aquino- Aristóteles) ni por tanto desarrollar su vocación básica de ser hombres y mujeres plenos en el siglo XXI, habiendo en la humanidad suficientes bienes, y recursos humanos y técnicos para ello. Afrontar este drama universal es una inmensa responsabilidad para nosotros. Como decían los Padres de la Iglesia, citados por el Concilio Vaticano II: "Da de comer al que muere de hambre, porque si no le diste de comer, lo mataste"(Gaudium et Spes, N° 69).
Ahora bien, este abandono sistemático es fruto de un inmenso pecado social estructural: el sistema capitalista y neoliberal que domina el mundo global y casi todos los países. Es la violencia o injusticia institucionalizada, condenada en las Conferencias Generales de Medellín [3] y Puebla [4]. Es el imperialismo internacional del dinero que los Papas contemporáneos han condenado, en Encíclicas, por promover una inmensa concentración del dinero a nivel mundial en trusts monopólicos o empresas gigantescas multinacionales, especialmente las de quienes manejan o son dueños del dinero, sangre de la economía, o sea los Bancos.
(Pío XI en la Quadragesimo Anno) [5]; Pablo VI en la Populorum Progressio)[6].Y que los Obispos Latinoamericanos condenaron a su vez en Medellín [7]. Ellas configuran un sistema que deja a los proletarios empobrecidos y marginalizados en una situación que no difiere mucho de la de los esclavos (León XIII-Rerum Novarum) [8] y que es nefasto (Populorum Progressio)[9], ya que no respeta en absoluto la hipoteca social de todos los bienes de la tierra (Juan Pablo II.- Sollicitudo rei socialis) [10]. Es un sistema perverso en sí y no sólo en sus abusos.
La evolución de este sistema en los últimos 15 años, ha sido para peor. Ha agravado notablemente las ya grandes desigualdades al interior de los países entre ricos y pobres como asimismo entre las naciones ricas y pobres. Por ello requerimos, clamamos y urgimos una lucha clara y directa, no violenta, en contra del sistema capitalista y de las políticas neoliberales por parte de la Iglesia Católica, en la V Conferencia del Celam en Aparecida. Ella debe darse en el plano doctrinal (Declaraciones Episcopales e incluso Encíclicas Papales) y en el plano de la acción. O sea de la Acción Católica, de la pastoral concreta de la denuncia de dicho sistema.
Así como la hace por ejemplo la Iglesia del Brasil, con las siguientes acciones: 1) Acción de la Comisión Pastoral y del Movimiento de los Sin Tierra por la reforma agraria. 2) Carta de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) que planteó: a) La elevación del salario mínimo, b) La rebaja de los intereses usurarios de los Bancos, c) El reestudio de la deuda externa y de la privatización de grandes empresas estatales como la del Río Vale Doce [11]; 3) Promoción de Plebiscito popular contra el ALCA uniéndose con 11 millones de brasileños; y 4) La lucha ecológico-económica-política del Obispo de Barra (Bahía) con su huelga de hambre apoyada por los PP Franciscanos contra el proyecto de desviación de aguas del Río San Francisco, en beneficio disimulado de una multinacional exportadora de frutas tropicales, la Fyffes PineApple Limited, en Octubre de 2006. Así, dicha Iglesia hermana latinoamericana, que tiene el mayor número de católicos del mundo, incluso se planteó en contra de políticas económicas y proyectos del propio reelegido Presidente de la República de Brasil , Luis Ignacio da Silva, con quien guardaba históricas buenas relaciones. "Más amo la verdad que a Platón" decía Aristóteles de su amigo y antiguo maestro Platón.
A dicha lucha el Papa Benedicto XVI y los Obispos del Celam deben invitar a unirse ecuménicamente a las demás iglesias evangélicas, religiones y hombres justos de todo el mundo, aunque deban enfrentar al imperio económica y militarmente más poderoso del mundo. Los auténticos seguidores de Jesús y de la verdad, dondequiera se encuentren, no deben ni pueden "servir a Dios y al dinero". Deben optar. Y optar por los pobres, a través de cuyos rostros nos interpela Jesús, que es el rostro de Dios.
En cuanto a nosotros, como miembros de la Iglesia Católica de Chile, debemos aclarar que nuestra responsabilidad frente a este sistema inhumano es triple. En primer lugar como chilenos por haber permitido instalar y mantener e incluso promover este nefasto sistema en nuestro país, bajo la genocida dictadura de Pinochet, a sangre y fuego, e incluso bajo la llamada Concertación por la Democracia. En segundo lugar, por haber permitido sin mayor protesta y denuncia su introducción en el mundo, lo que contribuyó a que los gobiernos posteriores de M.Thatcher (1979)(Reino Unido) y R.Reagan (1981) (Estados Unidos) y sus sucesores, lo divulgaran como un "éxito" o "milagro económico" y lo impusieran en todo el mundo a través del FMI a los demás países en las décadas del 80 y 90 En tercer lugar, particularmente como católicos, ya que fue la Pontificia Universidad Católica de Chile, que 10 años antes del golpe militar en Chile, impulsó decisivamente el estudio del nuevo sistema neoliberal en su Escuela de Economía que formó y apoyó a los famosos "Chicago Boys", que desde el Gobierno de Pinochet lo impusieron e incluso lo divulgaron a nivel latinoamericano (Hernán Buchi y José Piñera).
Por otra parte, no podemos dejar de manifestar nuestra estupefacción al ver que el Documento Síntesis del Celam que se ha tomado como base para debatir los problemas del mundo y de la Iglesia en Aparecida, en 364 acápites sólo menciona 3 veces, y no como algo central, la Doctrina Social de la Iglesia (una vez justamente al hablar de las Universidades católicas); (Ns. 287, 289 y 345). Y sólo una vez el tema Enseñanza Social de la Iglesia (N° 194). Y que en el índice Final Analítico de 268 materias, temas o palabras importantes del documento Síntesis del Celam no aparecen mencionados ni siquiera una vez los temas "Doctrina o Enseñanza Social de la Iglesia". Ello en circunstancias que el tema "Identidad"(a secas) aparece 33 veces en la Síntesis y en dicho índice. Quisiéramos creer en un simple olvido. Pero no puede haberlo en un tema tan fundamental. La Enseñanza Social de la Iglesia es un tema básico del Evangelio de Jesucristo: "No podéis servir a Dios y al Dinero. (Mateo 6,24; Lucas 16,13). Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja a que un rico se salve".(Lucas 18,29). Un discípulo y misionero de Jesucristo y toda la V Conferencia de Aparecida no puede olvidarlo "olímpicamente".
Y en nuestro caso, debemos señalar con profundo dolor que pueden haber influído en ello opiniones bastante recientes del propio Cardenal Arzobispo de Santiago y Presidente del Celam, Francisco Javier Errázuriz Ossa en el sentido de alabar entre las "cualidades" de Pinochet el haber implantado en Chile el sistema neoliberal, explícitamente en Alemania (2004) e implícitamente en Chile, con ocasión de la muerte de Pinochet (11 Diciembre 2006).
De este inmenso pecado de omisión de denuncia del sistema capitalista neoliberal en estos últimos 15 años, planteamos que la Iglesia Católica, el Papa y el Celam (los Obispos latinoamericanos como conjunto) deben pedir perdón a los latinoamericanos y al mundo entero. La IV Conferencia de Santo Domingo del Celam no condenó el sistema neoliberal como lo pretendía un número importante de obispos latinoamericanos (un 40% al menos), por la influencia y presión de la Curia Romana que impusieron textos que impidieron una denuncia clara y cabal del sistema. (Ns. 195, 196, 199 párrafo 3 y 203 párrafo 3). Esta denuncia era fuerte y global como consta de los textos 195, párrafo 2, 199, párrafos 1 y 2, y sobretodo la línea pastoral del N° 202, párrafo 2: "Denunciar la economía de mercado que afecta fundamentalmente a los pobres. No podemos estar ausentes en una hora en la que no hay quien vele por sus intereses."
Esta situación de los pobres se ha agravado aún más que en Santo Domingo (hace 14 años) que en el N° 199 señalaba ya que "el empobrecimiento y la agudización de la brecha entre ricos y pobres, golpean de modo grave a las grandes mayorías de nuestros pueblos."
Por ello, nosotros, laicos católicos chilenos, hoy frente a Aparecida planteamos que debemos amar más a la verdad histórica (Jesús en los pobres) que a la Curia Romana e incluso al Papa, que son sólo una superestructura de la Iglesia. Y por ello denunciar la economía de mercado que afecta fundamentalmente a los pobres. No hacerlo ahora que se levantan importantes voces críticas del sistema no sólo en Cuba, sino que también en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Uruguay, Argentina y Brasil, como asimismo en Paraguay y en Chile, es mucho menos perdonable.

2) Debemos recordar que en Santo Domingo, en 1992, la Iglesia Latinoamericana, apoyada por el Papa, decidió como línea pastoral en su N° 209; "Fomentar y acompañar los esfuerzos en pro de la integración latinoamericana como "patria grande", desde una perspectiva de solidaridad que exige, por lo demás un nuevo orden internacional.". No aparece consecuente con este compromiso el ataque franco al "populismo" latinoamericano cuyos líderes actuales, Chávez, Morales, Correa, Ortega, Kirchner, da Silva"Lula", Tabaré Vásquez, Fernando Lugo, Fidel Castro, etc. buscan explícitamente, junto con otros, la creación de la "Patria Grande de América Latina" planteada por Bolívar. La Iglesia Católica se comprometió a fomentar y apoyar, "la Patria Grande de América Latina." No a socavarle el piso cuando sendos jefes de Estado están trabajando empeñosamente, con el respaldo de sus pueblos, para construirla efectivamente, en la historia. Ellos no merecen ser indirectamente tratados como "caudillos que vengan a resolver todo mágicamente y que hacen "depender infantil y masivamente" al pueblo "en lugar de intervenir con creatividad y constancia." Documento Síntesis (N° 280). Y menos por parte de un clero que no admite elección, ni revocación de su poder y que infantiliza a los laicos masivamente al negarles todo poder importante en la Iglesia, como el concurrir a esta misma Conferencia de Aparecida, con real derecho a voz y voto.
Como se desprende de la Convocatoria de Aparecida: Si queremos hoy de verdad ser discípulos y misioneros de Jesucristo, debemos seguir a Jesucristo; Camino histórico, que con su ejemplo y con su Espíritu nos hacen descubrir nuestra "Verdad" y situación históricas para que todos nuestros pueblos, actuando históricamente, tengan Vida, ahora.

3) Desenmascarar y hacer conciencia sobre las consecuencias de las diversas expresiones del imperio del terror que expande y sustenta el gobierno del presidente Bush desde la Casa Blanca y el Pentágono. Allí está la causa de tanta violencia que hoy azota al mundo y, en nuestra América Latina y el Caribe se devela como una forma de opresión que va contra los postulados mismos del Evangelio. La paz es un mandato para todo cristiano, pero ella no se logra en base a guerras preventivas como las de Afganistán e Iraq, torturas como las de los campos de concentración de Guantánamo, Abu Gharib y los de la CIA en Europa del Este, fuera de la negación directa de derechos humanos básicos por la simple sospecha de terrorismo, de la Patriotic Act de Estados Unidos. Dicha ley fue propuesta por Bush y aprobada por el Congreso de USA, bajo presión urdida por la mentira de la propaganda oficial anti-Irak. (Conexión íntima de Irak con Al Qaeda, Armas de destrucción masiva o bacteriológicas, intento de compra de uranio en Níger, etc. Ver discurso de Al Gore[12]. Ese es un claro signo de una cultura de la muerte que no queremos bajo ninguna circunstancia ni resquicio diplomático.
Protestamos como cristianos que si bien el Papa Juan Pablo II planteó un sólido "No a la guerra" el 13 de enero de 2003, ante los 174 embajadores acreditados ante el Vaticano para evitar la guerra de Irak, su postura fue minada por la declaración posterior de la Secretaría de Estado, (Angelo Sodano), de 18 de febrero de 2003 en el sentido de que "La Santa Sede no es pacifista a toda costa, pues admite la legítima defensa por parte de los Estados. Se debe mas bien decir que la Santa Sede es siempre pacificadora, pues trabaja intensamente para prevenir el nacimiento de los conflictos…La guerra no resolverá los problemas de Oriente Medio y sería "la peor solución". La Curia Romana dio a entender con ello que era posible en el caso de Irak, atender razones de Estados Unidos de legítima defensa para una guerra, a pesar de que las propias Naciones Unidas no la habían autorizado, y además que era posible que la guerra podía ser una "solución" (aunque la peor).
Constituye un verdadero genocidio que después de 4 años de iniciada la guerra y la ocupación de Irak por las tropas de Estados Unidos y sus aliados, en una acción contra el Derecho Internacional, hayan muerto a causa de dicha guerra y ocupación más de 720.000 civiles iraquíes, hombres, mujeres y niños- o sea 240 veces los 2.973 muertos en los ataques a las Torres Gemelas el 11.09.2001, según serios organismos privados norteamericanos, como Unknown News (a Febrero de 2007) e Iraq Body Count (a Marzo de 2007). Nos violenta que la Iglesia Católica, al más alto nivel, Papa y Obispos de casi todo el mundo, no hayan tenido una clara postura de condenación a esta ocupación criminal, como asimismo de exigencia del retiro de las tropas invasoras.
Así como en su época, aun cuando con un retraso mortal que colaboró a provocar la Segunda Guerra Mundial con sus horrores, la Iglesia Católica condenó en sendas encíclicas los errores del fascismo de Mussolini(1931)(13) y del Nazismo de Hitler,(1937) [14] así ahora debería condenar la doctrina antihumana y terrorista de la guerra preventiva de Bush, aunque le signifique tener que enfrentar al Imperio más poderoso de la historia. Quizás se logre con eso evitar otra guerra, ahora con Irán.
Nos urgen las palabras de San Agustín "Si eres negligente en corregir al pecador, te haces peor que el que pecó", recogida por Santo Tomás en su Suma Teológica, al hablar de la corrección fraterna. (S.T. II.IIae., q.33, art.2, in c.) Hasta el momento el Vaticano está alineado claramente con Bush, al menos por omisión. Luego el Papa y la Curia, si no lo corrigen, se hacen peores que Bush, el promotor de la guerra preventiva, o sea del terrorismo de Estado.

4) En un tiempo en que todos hablan de la ética y se refuerzan por la Iglesia Católica conceptos morales en nuestras sociedades, la coherencia y la autenticidad evangélicas exigen, para la credibilidad de la Iglesia y el bien común, que se transparenten integralmente las finanzas de la Santa Sede y de los Obispados más ricos como los de Estados Unidos y Alemania. Actualmente los balances del Vaticano no contemplan las operaciones del Instituto delle Opere Religiosi (IOP), del Vaticano quien mueve miles de millones de dólares y que fue internacionalmente cuestionado por sus vinculaciones con el lavado de dinero y la mafia italiana por jueces de Italia, con motivo del Caso del Banco Ambrosiano (1980-86). Con esta acción se podría calibrar hasta que punto la Iglesia Católica está "casada con el sistema neoliberal" (Bancos y Multinacionales).
Ya en Medellín, en 1968, los obispos demostraban esta preocupación al señalar: "Nos llegan las quejas de que la jerarquía, el clero y los religiosos, son ricos y aliados de los ricos…"[15] (Documento XIV "Pobreza de la Iglesia", I Realidad latinoamericana, 2…) Hoy debemos ser más claros y directos. Si la Iglesia es Comunión y Participación no puede la Santa Sede tener presupuestos reales secretos sólo conocidos por el Papa y unos pocos funcionarios vaticanos. La más humilde de las democracias respeta este principio. Cuanto más debiera hacerlo la Iglesia Católica. Más amamos a Jesucristo que es la Verdad que a la superestructura de la Iglesia, que también en este punto está en pecado grave.
Todos hemos de ser discípulos para la misión. Sin duda que para estos tiempos no es una tarea fácil, pero nos anima la Esperanza - a pesar del "forcejeo" de los dominadores de este mundo (Eph 6,12) - de que nuestros pastores reunidos en el Santuario de Aparecida sentirán la fuerza del Espíritu para que no sólo teológicamente entreguen una palabra libre, ética y profética, sino también, ir encarnando en las comunidades y en la sociedad civil una conciencia de que el actual status quo no es justo ni evangélico y que se debe avanzar junto a los pobres, excluidos y toda persona de buena voluntad hacia una sociedad más justa y buena para todos. De lo contrario, "vana será nuestra caridad y vano será nuestro mismo amor a Dios"[16].
Concluyendo, pedimos que la V Conferencia de Aparecida apruebe una línea pastoral que señale que: "La Iglesia da apoyo a los movimientos de liberación de los pobres y estimula a los católicos a que participen en grupos, asociaciones y movimientos que trabajan por una verdadera transformación social en una sociedad de justicia y verdadera paz ".

Notas [1] Hacia una Iglesia latinoamericana más Profética, Mons. Nicolás Castellanos, revista "Reflexión y Liberación" Nº 70 (Agosto 2006, p. 9) Santiago de Chile. [2] Quinta Conferencia a la Vista, Mons. Jorge Hourton, revista "Reflexión y Liberación" Nº 68 (Febrero 2006, p. 5) Santiago de Chile. [3 ] Conferencia Medellín, Paz N°16. [4 ]Conferencia Puebla, Ns. 46, 509, 562, 1259. [5] Carta Encíclica Quadragessimo Anno, de 15 de mayo de 1931, N° 109. [6] Carta Encíclica Populorum Progressio, de 26 de marzo de 1967, N° 26. [7] Conferencia Medellín, Paz 9,e). [8] Carta Encíclica Rerum Novarum, de 15 de mayo de 1981, N°1 (final). [9] Carta Encíclica Populorum Progressio, de 26 de marzo de 1967, N° 26. [10] Carta Encíclica Sollicitudo rei sociales, de 30 de diciembre de 1987, N° 42. [11] CNBB, 4ª Semana Social Brasileira, 18 de noviembre de 2006. [12]Discurso de Al Gore, de 7 / 8 / 2003 en Universidad del Estado de Nueva York. [13]Carta Encíclica: "Non abbiamo bisogno", de 29 de junio de 1931. [14]Carta Encíclica: Mit breeneder sorge", de 14 de marzo de 1937. [15]Conferencia Medellín, Documento XIV "Pobreza de la Iglesia", I. Realidad Latinoamericana, 2). [16] Preparando la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, José Aldunate SJ, "Reflexión y Liberación" Nº 68 (Febrero 2006, p. 11) Santiago de Chile.

Domingo 29 de abril de 2007

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lunes, 7 de mayo de 2007

JUAN GERARDI, MÁRTIR DE LA IGLESIA COMPROMETIDA



Publicado en Adital

Monseñor Juan Gerardi nació en la Ciudad de Guatemala, el 27 de diciembre de 1922. Estudió en Guatemala y en los Estados Unidos, ordenándose sacerdote el 21 de diciembre de 1946.
Posteriormente fue asignado por sus superiores a servir como cura párroco en varios pueblos del interior de Guatemala por lo que tuvo contacto con la extrema pobreza y explotación con que, como en toda Latinoamérica viven los indígenas, los verdaderos dueños del continente.

Entre 1980 y 1983, años aciagos para el pueblo hermano de Guatemala, por la lucha entre el ejército y la guerrilla, ocupa el Obispado de El Quiché, desde donde denuncia la muerte de muchos catequistas y Delegados de la Palabra.

Aprovechando que debe viajar a El Vaticano, para asistir al Sínodo de la Familia se le impide el ingreso al país, por lo que solicita asilo político en El Salvador en donde se le niega. Debe recordarse que en ese momento este país centroamericano, estaba gobernado por dirigentes muy cercanos a los asesinos del otro mártir centroamericano Oscar Arnulfo Romero. Termina asilado en Costa Rica.

Una vez vuelto a su país natal crea la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, desde donde investiga las víctimas de la violencia y la violación sistemática de los derechos humanos en su país. Lleva a cabo el proyecto Interdiocesano Recuperación de la Memoria Histórica, con el fin de conocer la verdad de los múltiples crímenes cometidos en su patria, sobre todo durante el Gobierno del pastor evangélico Efraín Ríos Montt.

Este informe fue la causa de la muerte de Monseñor Gerardi. Expuesto el 24 de abril de 1998, el informe en donde se prueba que aproximadamente el 90% de los crímenes de lesa humanidad, en contra del pueblo de Guatemala, fueron cometidos por el ejército y no por la guerrilla como el gobierno mantenía. El 26 de abril entra al martirologio centroamericano al ser asesinado a golpes de martillo y con otros instrumentos contundentes.

Por la muerte de Gerardi fueron condenados varios militares, ex guardaespaldas de la presidencia y el sacerdote Juan Orantes. La jueza Barrios, quien llevó el caso tuvo que exiliarse en España, víctima de múltiples amenazas.

Con motivo de la muerte de Gerardi se escribió el AL BUEN PASTOR GERARDI MÁRTIR DE LA MEMORIA. cuyo original se puede encontrar en:
http://servicioskoinonia.org/martirologio/textos/gerardi.htm, el cual reproducimos en memoria de este mártir de la libertad de expresión.



Venías del Quiché, del Quiché mártir;
de la tierra arrasada;
de los muchos exilios de tu Pueblo;
de una larga agonía de silencios y esperas;
de unos altos volcanes, contenidos
de indignación profética….

Querías “construir un país otro”,
soñabas una nueva Verapaz.
“La construcción del Reino tiene riesgos”,
lo sabías muy bien, pero vivías
los derechos humanos como sueños divinos;
con tu sed de justicia verdadera;
en tu opción por las víctimas, que son también los pobres.

Venías libre y fuerte, curtido en Evangelio,
vestido de una chumpa popular,
con buen humor chapín,
Juanito, monseñor, sabio y correcto
como un patriarca maya.

Levantaste tu voz en el Congreso,
en los foros del mundo,
y el informe del REMHI y de la ODHA
recogían, por fin, la voz callada,
la verdad de la Historia.
Vigía de la noche y de la aurora,
pastor de un Pueblo insomne,
la paz necesitaba la firma de tu sangre
y la diste, total, limpia y hermosa
como un cáliz de Pascua.

Quebrantaron tus ojos, porque vieron
la masacre de un Pueblo;
la concha de tu oído que acogió su clamor interminable;
tu boca profetisa que le ha devuelto el canto….
Pero en tu rostro, roto por el odio,
como en un colectivo lienzo de la Verónica,
han reaparecido todos los rostros muertos,
vivientes para siempre!
Las columnas matrices de nuestra catedral
han puesto al sol de Dios y de la Historia
los nombres que ha marcado la sangre del Cordero.
Y el 26 de Abril se ha vuelto fecha-hito,
aleluya pascual de marimba y claveles,
kairós de libertad en la Iglesia y la Patria.
La piedra que trizó tu cuerpo ungido
te hizo piedra angular de la memoria viva.

Vamos a hacer verdad de la memoria
y “esa verdad será que no hay olvido”.
Habrá perdón, pero no habrá olvido.
Juramos: “Guatemala: ¡Nunca más!”
Nunca más dictaduras ni masacres,
ni miedos suicidas, ni cómplices silencios.
¡Siempre más Guatemala, libre, india, fraterna!
Y granará el maíz de la justicia maya,
Florecerá la paz en las orquídeas
-blancas de luz, moradas de memoria-,
y el vuelo del quetzal bordará la utopía.

Tu muerte, buen pastor, no ha sido en vano.
Guiados por tu ejemplo, nosotros seguiremos
forjando la verdad y la justicia,
dando la voz al canto enmudecido,
dando esperanza al Pueblo caminante,
dando la vida al Reino de los pobres.
La sombras del poder y la mentira
pretenden empañar, inutilmente,
la gracia de tu gloria.
¡Ya estás en plena Luz, en vera Paz,
y eres la Iglesia viva, la nueva Guatemala!

¡Nadie nos borrará de la memoria
tu memoria, GERARDI,
mártir de la Memoria !

jueves, 3 de mayo de 2007

A favor de una "Espiritualidad de la Imperfección"



Noruega.
De joven el gran maestro Mat-su era fanático de sentarse a meditar durante largas horas. Un día, su discípulo patriarca Huai-jang le preguntó, qué esperaba conseguir mediante esta compulsiva sesión con las piernas cruzadas. "Buddhahood" (estado de Buba) respondió Mat-su. Acto seguido Huai-jang se sentó, tomó un ladrillo y comenzó a pulirlo aplicadamente. Mat-su lo observó y perplejo le preguntó que era lo que hacía, "Oh -dijo Huai-jang-, estoy haciendo un espejo de mi ladrillo". "Puedes pulirlo hasta el día del juicio final" -se burló Mat-su- "nunca harás un espejo de un ladrillo". "Ajá" -sonrió Huai-jang- :" Tal vez estás comenzando a entender que aunque te sientes hasta el día del juicio final, no te convertirás en Buba".

Si tuviéramos que reemplazar "Buddhahood" por un término cristiano, la traducción probablemente sería: estado de perfección. Sabemos muy bien que -durante siglos-, este término se utilizó para describir y definir lo que significa la vida religiosa. Cientos de libros sobre guía espiritual proporcionaron "programas de formación" para religiosos, así cómo para creyentes ordinarios, cursos "De cómo convertirse en perfecto", a menudo, muchos se referían a lo que Jesús dijo en el Sermón de la Montaña: "Sean…ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el cielo". No hay duda: alcanzar la perfección ha puesto en gran parte el tono en la espiritualidad cristiana y estamos muy acostumbrados a este enfoque.

Podrán imaginarse cuán atónito me quedé cuando -algunos meses atrás-, exactamente en la librería de nuestro Monasterio en Farmington Hills, encontré un libro titulado "The Spirituality of Imperfection" (La espiritualidad de la imperfección). Leí la contraportada donde decía -entre otras observaciones-, "Creo que este libro se acerca más al verdadero significado de la espiritualidad que cualquier otro libro que haya visto en los últimos veinte años".

Como soy curioso, lo hojee; fue emocionante cómo el autor proporcionaba una larga tradición de esta espiritualidad de la imperfección; página tras página, me atrajo más y más.

¿Cuál es el punto de esta espiritualidad? Exactamente lo que la historia del inicio nos dice: Nunca haremos un espejo de un ladrillo, aún si lo pulimos hasta el día del juicio final. Esto significa: una espiritualidad de la imperfección acepta el hecho de que somos seres humanos y como tales -por definición-, no somos perfectos y nunca lo seremos.

Una espiritualidad de la imperfección es una espiritualidad de humildad pero no tiene nada en común con el servilismo. No se trata de hacerse pequeño, se trata de respetar al otro a través de tu aprecio. Cuando te detienes en tu afán de ser perfecto, también dejas de esperar que los demás sean perfectos. Abstenerse de esperar la perfección puede abrir tus ojos para descubrir la belleza humana de tu vecino, sus capacidades y sus dones. Abstenerte de esperar la perfección puede permitirte que finalmente disfrutes de los caprichos y las ideas estrafalarias de tus hermanos y hermanas dentro y fuera de la Orden.

La historia del centurión romano nos proporciona un maravilloso ejemplo de esta espiritualidad de la imperfección. Su afirmación principal, la afirmación de la humildad y de la imperfección: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa". Pero esta afirmación no es por servilismo, no es para humillarse. En términos de clases sociales este centurión romano no era un "Don Nadie" y estaba consciente de ello: "Si le digo a un hombre ve, él va y si le digo a otro ven, él viene". Pero utilizar las palabras "No soy digno" él como un representante de una superpotencia expresa su gran estima por el Jesús judío, ciudadano de un país ocupado y oprimido.

Humildad, aceptar la condición humana de la imperfección de nunca poder hacer un espejo de un ladrillo, una espiritualidad de la imperfección, esto es lo que te puede conducir a la auto-evaluación realista, así como a una mayor autoestima, e incluso una mayor estima del otro.

"Regocíjate cada vez que descubras una nueva imperfección" sugiere el guía espiritual jesuita del siglo XVIII Jean-Pierre Caussade, y continúa: " Si observamos que estamos impacientándonos, podemos intentar llevar nuestra impaciencia pacientemente. Si perdemos la tranquilidad, podremos resistir esa pérdida de tranquilidad. Si nos enojamos, no debemos enojarnos con nosotros mismos por habernos enojado. Si estamos descontentos, podremos contentarnos con nuestro descontento." Caussade…insiste que debemos desprendernos de todo, aún de nuestro desprendimiento. Exactamente esa frase fue utilizada de nuevo por nuestro hermano Maestro Eckhart.

Existe un testigo aún más famoso por dicha "espiritualidad de la imperfección": san Pablo. Cito lo siguiente de su segunda carta a los Corintios: "Para que no creyera yo ser más de lo que soy, por haber recibido revelaciones tan maravillosas, se me dio un sufrimiento, una especie de espina clavada en el cuerpo, que como un instrumento de Satanás vino a maltratarme. Tres veces le he pedido al Señor que me quite este sufrimiento; pero el Señor me ha dicho: " Mi amor es todo lo que necesitas; pues mi poder se muestra mejor en los débiles". Así que me alegro de ser débil, para que en mí se muestre el poder de Cristo. Y me alegro también de las debilidades… porque cuando más débil me siento más fuerte soy".

Hace menos de dos semanas fui invitado a predicar con motivo del jubileo de profesión de algunas hermanas dominicas de Betania. Como lema para esta celebración escogieron las palabras de nuestro Padre Lataste, el fundador de su congregación: "Pon toda tu confianza en Dios." Cuando hablamos de nuestras experiencias durante estos cuarenta o cincuenta años de ser dominicos, nos acordamos que hemos luchado mucho para volvernos perfectos pero no hemos tenido éxito. Más bien tuvimos que confesar, que hemos fallado una vez, otra y otra vez, y reflexionando ahora, nos damos cuenta que nos hicimos conscientes de nuestras debilidades y limitaciones, de nuestra imperfección. Pero a pesar de nuestra imperfección tenemos que confesar también que -poniendo nuestra confianza en Dios-, muchas cosas maravillosas se pueden lograr y que nuestras vidas son algo más que sólo sobrevivir. Coincidimos con la experiencia de san Pablo ya que también fue la nuestra: puesto que la gracia de Dios hacia nosotros es grande, porque su poder se muestra mejor en los débiles, tenemos razón de estar alegres de nuestra debilidad e imperfección, pues cuando somos débiles es cuando somos fuertes.

Justamente ayer, durante una conversación con las hermanas del Monasterio Lunden, me contaban una costumbre entre las mujeres noruegas de tejer los suéteres típicos nórdicos con un diseño especial: ellas a propósito se aseguran que al menos quede un pequeño defecto en sus artesanías, esto es una especie de credo. Lo que intentan expresar es: Dios en sí es perfecto, cada ser humano al igual que sus trabajos siempre serán imperfectos.

Concluyo, deseando a cada uno de ustedes que crezcan en la "espiritualidad de la imperfección", para que podamos confiar aún más en la gracia de Dios, la cual se proporciona en abundancia a nuestros hermanos y hermanas, así como a nosotros.


Manuel Merten op.

Publicado en IDI, en Enero de 2007.

Los trabajadores y los pobres no pueden esperar



Queridas hermanas y hermanos:

Es una gran alegría estar reunidos en la Catedral de Santiago -en el corazón de la ciudad- en este 1º de mayo, fiesta de San José Obrero, junto a nuestro Pastor, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, y junto a ustedes, trabajadores y trabajadoras, hombres y mujeres dedicados al servicio público desde los sindicatos, desde el parlamento, el gobierno y la oposición, para celebrar y agradecer los 30 años de la Vicaría para la Pastoral de los Trabajadores.

Celebrar implica no sólo mirar con atención el paso de la acción fecunda de Cristo Resucitado por la historia de la Vicaría, de la Iglesia y de nuestro país. Es también una invitación a escrutar los signos de los tiempos en medio de las angustias y esperanzas de nuestras hermanas y hermanos trabajadores que en Chile hoy nos interpelan. Para todos es claro que el desafío de la justicia y el compromiso social sigue tan vigente como el año en que nació nuestra querida Vicaría, aunque sea en un contexto muy diferente.

1. El evangelio del trabajo

Hace pocos días nuestro Cardenal Arzobispo de Santiago, en su mensaje de Pascua de Resurrección, a propósito de la vigencia del mensaje de Jesucristo, nos enfatizaba que “la violencia, la separación, la injusticia, la falsedad, la muerte y el mal no pueden tener la última palabra. No pueden tenerla, y no la tienen. La última palabra no la tiene el odio sino el amor, tampoco la muerte, pero sí la vida; no la tiene la enemistad sino la reconciliación, tampoco la mentira pero sí la verdad, no la tiene la violencia sino la paz”.

Si aplicamos esta certeza a la vida de los trabajadores tendremos que reconocer que, mientras persistan los problemas de acceso y calidad del empleo, será muy difícil vivir en una sociedad solidaria y lograr la anhelada equidad social. De ahí que sean tan pertinentes las palabras del Papa Juan Pablo en su visita a Chile el año 1987: “El trabajo estable y justamente remunerado posee, más que ningún otro subsidio, la posibilidad intrínseca de revertir aquel proceso circular que han llamado “repetición de la pobreza y de la marginalidad”, y añade: “No descansemos hasta no ver hecho posible para todos el acceso a ese auténtico derecho fundamental para la persona humana, el derecho - correlativo al deber- de trabajar”.

En el evangelio del trabajo tenemos el ejemplo más convincente de solidaridad. Dios todopoderoso que, en su grandeza trasciende totalmente a los hombres, no es un Dios del ocio sino un Dios que trabaja por nuestro bien y nos invita a colaborar con Él, en bien de todos, especialmente de los más pobres y abandonados. Por amor, ¡por solidaridad!, se hace hombre, y lleva como uno más una vida de trabajo. Jesucristo es el mejor ejemplo de solidaridad sin fronteras que los trabajadores y la sociedad entera están llamados a seguir e imitar. Dondequiera que un hombre o una mujer desarrolle su actividad, trabaje, ame y sufra, ahí está presente Cristo.

En su reciente Carta Apostólica sobre la Eucaristía, el Papa Benedicto XVI nos recuerda que “el trabajo reviste una importancia primaria para la realización del hombre y el desarrollo de la sociedad, y por eso es preciso que se organice y desarrolle siempre en el pleno respeto de la dignidad humana y al servicio del bien común. Al mismo tiempo, es indispensable que el hombre no se deje dominar por el trabajo, que no lo idolatre, pretendiendo encontrar en él el sentido último y definitivo de la vida” (Sacramentum Caritatis, 74).

2. La solidaridad hoy: un imperativo con el mundo del trabajo

Jesucristo sufría con la falta de solidaridad y por eso quería que fuéramos discípulos suyos en ésta actitud. De hecho la solidaridad es una verdadera y propia virtud moral y social, no un “sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas”, como lo decía Juan Pablo II. “Al contrario, [la solidaridad] es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (Sollicitudo Rei Socialis, 38). Es, por tanto, verdaderamente solidario quien transforma en actos de justicia su compasión por los otros, tal como lo afirmara San Alberto Hurtado.

Hoy es urgente multiplicar los mecanismos y energías para llegar a ser una sociedad más justa y solidaria. El “alma de Chile” y su gente conocen bien el significado de la solidaridad. Sin embargo, lo decimos con dolor, Chile es el tercer país con la peor distribución del ingreso en América Latina. Esta grave anomalía afecta a toda la sociedad y, obviamente, a los más pobres. Y ya sabemos que “los pobres no pueden esperar”; tampoco los trabajadores de nuestro país.

Hay quienes piensan que hay un antagonismo irreconciliable entre prosperidad y solidaridad, entre políticas de protección social y crecimiento económico. En el designio de Dios, cada uno de sus hijos está llamado a vivir conforme a su dignidad. No mañana: hoy.

Chile ha crecido mucho en las últimas décadas, pero el crecimiento económico por sí solo no es suficiente para solucionar los problemas laborales. Esta realidad, sin embargo, no nos quita la vergüenza de vivir en un país al que aún le falta tanto para que haya una mayor equidad y una distribución más justa de los bienes que el Creador puso en nuestras manos para que llegue dignamente el pan a las mesas de todos sus hijos y sus hijas.

3. La solidaridad hoy exige acortar las brechas

La solidaridad hoy exige acortar las brechas y ponerse manos a la obra en muchos frentes. Uno de ellos se debate en estos días: el acceso, las oportunidades y la calidad en el campo de la educación. Por eso la Iglesia piensa que un debate serio sobre la educación es central para nuestro país.

La baja calidad y falta de equidad en los servicios sociales son un acuciante desafío, particularmente en la educación y también en la salud. Es otra brecha que debemos acortar. En ambos casos se ha logrado una cobertura muy amplia. Sin embargo, la calidad de los servicios aún es insatisfactoria, y son los más pobres quienes más las sufren.

Hay también otras realidades que nos interpelan, como el acceso a una vivienda digna y las deficiencias del transporte público. ¿Quienes sufren principalmente las fallas y los errores ? Lamentablemente, los pobres: los que no debieran esperar.

4. “¿No es este el hijo de José el carpintero?”

Los estudios nos señalan que en Chile hay fuertes formas de discriminación en el mercado laboral. Esto se agrava aún más cuando se trata de mujeres, jóvenes, minorías étnicas e inmigrantes. Una sociedad que se funda sobre el respecto irrestricto de la dignidad de cada persona no excluye, no margina: siempre incluye, siempre ofrece, siempre da oportunidades.

Y más encima el trabajador que viene de La Legua, El Volcán o el campamento El Gomero es mal mirado, es discriminado. Eso es lo que en su tiempo sufrió el mismo Jesús cuando la gente se preguntaba: “¿No es el hijo de José el carpintero?... ¿de dónde le viene todo esto?” O, cuando decían, “¿acaso de Nazaret puede salir algo bueno?”…. El evangelio de hoy nos interpela porque Jesús no es acogido entre los oyentes de su pueblo. Un trabajador, un campesino, un hijo de carpintero, no podía humanamente enseñar con la sabiduría de los escribas y doctores de la ley. El rechazo a Jesús, al hijo del carpintero, es el rechazo a la sabiduría de Dios, que siendo grande se hizo pequeño, siendo rico se hizo pobre, siendo fuerte se hizo débil, a fin de engrandecernos con su pequeñez, enriquecernos con su pobreza, y fortalecernos con su debilidad.

5. El trabajo decente: una expresión de solidaridad

La solidaridad también se expresa en un trabajo digno, o lo que hoy se llama un “trabajo decente” y en la necesidad de disminuir la alta tasa de informalidad.

El trabajo decente es un concepto con múltiples dimensiones, entre las que se incluye contar con adecuadas condiciones de trabajo, remuneraciones justas, estabilidad contractual, protección social para los trabajadores y un equilibrio entre el empleo y la vida familiar.

Nuestro país constituye para muchos un ejemplo en América Latina y hay razones para pensarlo. Sin embargo, la Organización Internacional del Trabajo denuncia que sólo un 32 % de los trabajadores posee lo que se califica como un “trabajo decente”. ¡Menos de un tercio de los hijos e hijas de Chile tiene un trabajo decente!

Hoy no sólo es necesario avanzar en materia de cobertura de empleo, sino también en calidad del mismo.

6. El derecho a una vida digna en la vejez

La solidaridad debe expresarse también con los adultos mayores. Por esta razón miramos con especial atención la discusión sobre la reforma al sistema de pensiones. Aquí hay una gran oportunidad para corregir algunas de las más profundas desigualdades de nuestro país. Es muy importante que las personas tengan ingresos más seguros durante la vejez, para así vivir dignamente. También lo es la situación de las mujeres y los trabajadores independientes porque son más vulnerables.

Sostener la reforma sobre la base de la solidaridad con nuestros mayores es un imperativo ineludible. Por eso, la protección frente al desempleo, frente a los problemas de salud y frente a la vejez, constituyen desafíos que debemos enfrentar con seriedad y responsabilidad.

7. Negociación colectiva: un instrumento de solidaridad con los trabajadores

El Magisterio de la Iglesia Universal y nuestra Iglesia chilena reconocen la función fundamental desarrollada por los sindicatos de trabajadores, cuya razón de ser consiste en el derecho de los trabajadores a formar asociaciones o uniones para defender los intereses vitales de la sociedad . Ahora bien, el contexto socioeconómico actual, caracterizado por procesos de globalización económico-financiera cada vez más vastos y más rápidos, requiere de la renovación de los sindicatos. En la actualidad los sindicatos están llamados a actuar en formas nuevas.

La solidaridad también debe expresarse en el fortalecimiento de los sindicatos como instrumentos para mejorar la producción y la calidad de vida de los trabajadores. Esta afirmación de la Doctrina Social de la Iglesia no solo debe ser entendida por el mundo de los trabajadores. Es fundamental que los empleadores entiendan al sindicato como un aliado en sus actividades productivas y no a un enemigo, como muchas veces es tratado. En este contexto, nos parece importante que se revise y discuta ampliamente las normativas que rigen el proceso de negociación colectiva, para convertirlas en un instrumento real de dialogo, en un clima de confianza, entre empleadores y trabajadores.

8. Responsabilidad Social empresarial es una expresión de solidaridad

Un signo de esperanza en nuestros tiempos es el surgimiento de empresas con auténtica responsabilidad social. Esta responsabilidad Social de la Empresa es también justicia social y compromiso con la persona y la familia del trabajador. Los empresarios y dirigentes que administran sus empresas con responsabilidad social realizan prácticas empresariales abiertas y transparentes, generan utilidades o beneficios no sólo para los accionistas y asociados, sino también para los trabajadores, la sociedad y el Estado, asegurando el desarrollo sostenible y la mejora de la calidad de vida a todos los que se relacionan directamente con ella. Allí se construye la esperanza de que es posible la solidaridad hoy.

Como Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores me ha tocado visitar muchas fábricas y empresas. En algunas de ellas he visto modelos de desarrollo que me llenan de orgullo y alegría. He visto a trabajadores contentos y realizados a quienes se les respetan sus horarios de trabajo y la libre asociación, se les remunera justamente por el trabajo realizado, encuentran espacio para el diálogo con sus empleadores, se les capacita para que puedan realizar con buenas herramientas personales el trabajo que se les encomienda. En fin lugares de trabajo donde el “capital humano” es central para el logro de las metas de producción y desarrollo de esas empresas.

9. Conferencia de Aparecida: una oportunidad de renovar nuestro compromiso por los más pobres y los trabajadores

Dentro de pocos días se dará inicio en Brasil, a la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe. En sus documentos de preparación se afirma con especial fuerza que “la evidencia empírica permite afirmar que en América Latina se mantiene una grave injusticia social, que frena el posible desarrollo humano de millones de habitantes. Y, para escándalo de muchos, todo esto sucede en un Continente de bautizados. Imposible dejar de preguntarse, ¿por qué la verdad de nuestra fe y de nuestra caridad no han tenido la debida incidencia social?”.

Les pido orar para que esta Conferencia sea guiada por el Espíritu del Señor e ilumine, con una fecunda reflexión, el caminar de la Iglesia Latinoamérica, y en especial la Chilena, para que la Iglesia siga estando junto a los predilectos de Dios, como lo hemos aprendido del Señor Jesús, para que así nuestros pueblos en Él tengan Vida.

En esta nueva etapa de la Vicaría de la Pastoral Social y de los Trabajadores, ante cada uno de Uds, trabajadores y trabajadoras, autoridades de gobierno, empresarios y fieles, hoy queremos reafirmar el compromiso de colaborar en la construcción de un orden social más justo y fraterno. Queremos encender una luz de esperanza que guíe y anime los esfuerzos que se realizan para que cada trabajador y trabajadora de nuestra patria pueda realizar la profunda vocación de ser un auténtico hijo e hija de Dios. Para que haya empresas más solidarias, trabajadores solidarios que se organizan, diálogo solidario y corresponsable entre empleadores y obreros. Es decir, ¡solidaridad hoy!

Este es el sueño de los padres de la patria, de O`Higgins, Carrera, Prat y Alberto Hurtado: una nación de hermanos no de enemigos, de libertad no de miseria. Una nación justa, no la vergüenza de la inequidad, un Chile con Alma solidaria, no un país rendido al individualismo.

Que los apóstoles del Señor Jesús -pescadores artesanales, labradores, ex cobradores de impuestos- nosinspiren con su testimonio del Resucitado. Que San José Obrero, varón justo y solidario, nos sostenga en las horas de fatiga. Que San Alberto Hurtado y Santa Teresita de Los Andes iluminen nuestras tareas y que Nuestra Señora del Carmen, Madre de nuestra patria nos acompañe constantemente con su amor. Amén.

Pbro. Rodrigo Tupper Altamirano
Vicario de Pastoral Social y de los Trabajadores
Catedral de Santiago
Fiesta de San José Obrero
1º de mayo de 2007