miércoles, 12 de septiembre de 2007

El testamento espiritual del padre Juan Alsina




El padre Juan Alsina, tenía sus orígenes en cataluña (España), trabajó en Chile en diversos sectores de mundo popular, hasta que llegó a desempeñarse como jefe de personal en el hospital San Juan de Dios. En ese lugar fue detenido el 19 de septiembre de 1973 y trasladado al internado Diego Barros Arana. Por la noche de ese mismo día fue fusilado por miembros del Ejercito de Chile en el puente Bulnes (Río Mapocho).

Actualmente se recuerda a Juan Alsina en un memorial ubicado a un costado del puente Bulnes y es visitado frecuentemente por diversas organizaciones sociales y cristianas.

Presentamos a continuación el texto integro encontrado en la habitación que el sacerdote ocupaba en la comuna de San Bernardo, fechado el 18 de septiembre de 1973. Este escrito impacta por la tensión y el dramatismo que denotan sus palabras algunas horas antes de ser detenido.

"18/9/73

¿Por qué?

Habíamos querido poner vino nuevo en odres viejos y nos hemos quedado sin odres y sin vino … de momento.

Se nos ha terminado el camino, hemos abierto un sendero y ahora estamos en las piedras … ¿Seguiremos caminado los que todavía quedamos? ¿Hasta cuándo? Ojalá encontremos árboles para guarecernos de las balas.

Ninguno de los que mojaron el pan en las ollas de Egipto verá la tierra prometida sin pasar antes por la experiencia de la muerte (Fromm).

Ya no hay profetas entre nosotros, solamente el becerro de oro. Ex. 32

No falta nada desde hace dos días. Y como no podemos hablar, tragamos saliva. Y añoramos el pan seco, compartido entre sonrisas.

No habíamos entendido aquello de San Pablo: "Todos seremos probados al fuego" y ¡cuanta paja se ha quemado! ¿Dónde están ahora los que querían hasta las últimas consecuencias?

EE.UU nos había permitido jugar un juego tan vergonzoso, con unos márgenes tan limitados, que nosotros mismos nos hemos asqueado. Santa Democracia, pray for us.

El Verbo se iba haciendo carne y esto no lo aguantamos. Es el escándalo de la cruz. No lo hemos aguantado nunca. "Respetaremos todas las ideologías"… mientras no se atrevan a hacerse carne o realidad. Y si se atreven, las haremos carne y sangre masacrada…

¿Y ahora?

Son muchos los que han sido señalados y purificados. "Setenta y dos", dicen las cifras. Cuarenta mil eran en el Exodo. Y aquí también, de uno y de otro lado, ¿qué importa? Es pueblo, tropa, da lo mismo. "Haremos un país nuevo, libre, independiente". ¿Otras voces y otros ámbitos? No, las voces son las mismas, y la dialéctica también…

¿Llegaré a casa? Este me mira. El otro me puede arrestar. Ganas de esconderme. Depender de una clave, de una voluntad, de una intuición, de una "confesión arrancada". Sudor frío…caliente. Una pequeña pieza, sola, fría. ¿Quién está detrás de fono? ¿Quién llama a la puerta a esta hora? No saber lo que haré, sino lo que me harán, y lo más doloroso ¿por qué? Eso es la inseguridad y la conciencia de la inseguridad es el miedo. Ahora entiendo a Raimon cuando nos habla de la lucha contra el miedo.

Y siguen los disparos. De noche sobre todo. ¿Quién contra quién? Pueblo, pueblo, pueblo, de un lado y de otro. Ellos, o están muertos o huyen, o están arriba. ¡Estrategias, bandos, declaraciones! Y el pueblo yace dormido o muerto.

Y la impotencia… La sangre que hierve… Las palabras que no salen… Y pensar que palabras y hechos están condenados al polvo, a la sangre y a la carne aplastada y masacrada.

¿Y nuestra Santa Madre…? No se puede improvisar. El equilibrio sólo sirve en tiempos de "paz."

Esperanzas

"Si el grano de trigo no muere, nunca da fruto" Jn. 12, 24.

Es terrible una montaña quemada, pero es de esperar que de la ceniza húmeda, negra y pegajosa, vuelva a brotar la vida.

La vida la descubrimos cada día. A cada minuto descubrimos el valor de los pequeños gestos de cada momento: la sonrisa en la calle triste, la voz amiga -en clave- al teléfono, la preocupación por el caído, la mano que se alarga, el que se atreve a esbozar un chiste…

Para captar el sentido de las cosas pequeñas es necesario alejarse o que nos alejen de ellas.

Ahora entiendo aquello de San Pablo: "La caridad no se hincha", la verdadera es clandestina, porque es el Verbo que se ha hecho carne.

"Vamos de acá para allá como ovejas llevadas al matadero".

"En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu"

No es literatura. En momentos de riesgo hay que emplear los símbolos. De otra forma no nos podríamos expresar.

Esperamos vuestra solidaridad. ¿Entendéis ahora lo que significa el Cuerpo de Cristo? Si nosotros nos hundimos es algo de vuestra esperanza la que se hunde. Pero si de las cenizas asumimos la vida de nuevo, es algo que nace de nuevo en nosotros.

Adiós. El nos acompaña siempre dondequiera que vivamos.

Joan Alsina".

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