martes, 16 de octubre de 2007

No pensar en nada ni en nadie, sólo observar...

NO PENSAR EN NADA NI EN NADIE, SÓLO OBSERVAR...[1]

María Isabel Serrano op, laica integrante del Movimiento Juvenil Dominicano, que recientemente participara del Capítulo General con los frailes, comparte su experiencia en la selva peruana

“... No hacen falta alas para hacer un sueño, basta con las manos, basta con el pecho y con el empeño... No hacen falta alas para alzar el vuelo...”[2]

Después de un año de haber contemplado la posibilidad de unirme al Voluntariado Internacional Dominicano, la hora se acercaba; un mes antes de mi partida en Bucaramanga mi ciudad natal, las despedidas se fueron manifestando; almuerzos, cenas, medias tardes, karaoke, bailes, tardes largas, noches iluminadas, madrugadas acompañadas, llamadas telefónicas y correos electrónicos; fueron los medios que muchos y muchas utilizaron para manifestar desde su visión, sus mejores deseos.

Mi papi y mi mami, sé que esperaron hasta el último momento a que cambiara de opinión; creo que nunca perdieron esa esperanza. Sin embargo se esmeraron por hacer de mis últimos días en casa, unos días maravillosos; creo que el ver las manifestaciones de afecto de amigos y amigas, él y ella, terminaron por contagiarse de aquella alegría.

Decidí con algunos pretextos partir días antes de mi ciudad natal y esperar mi partida en Bogotá, la capital de mi país; quería por un lado desprenderme poco a poco y también dedicarme un tiempo, ya que los preparativos y despedidas no lo habían hecho posible; es así como en el ambiente de uno de nuestros conventos Dominicanos, surgieron fácilmente la reflexión, oración y el silencio; en estos días también pude compartir con otros amigos y amigas.

De esta forma mi partida se convierte en un pretexto para compartir, para el encuentro; jamás pensé recibir tanto; algunas manifestaciones se esperaban y llegaron; otras sorprendieron por lo inesperadas, y también debo reconocer, que algunas añoradas nunca llegaron. Hoy tengo la certeza que fue las que debieron ser, estuvieron los y las que debían estar y que Dios a través de las presencias y ausencias, me concedió lo necesario para iniciar mi partida.

En la mañana de mi partida definitiva, tuve la gracia de compartir mi desayuno con uno de mis hermanos frailes; de esos que en su piel están las huellas que deja el conocer el camino; de esos que pasan de los ochenta años y con los cuales, con gozo comparto momentos de mi vida. Al despedirme él me detuvo, sostuvo mi mano y me dijo; “ Necesitas, oración, amor y trabajo”; quedé en silencio y con una sonrisa le dije que lo tendría en cuenta. ¡Por Dios¡ había obtenido respuesta a las preguntas de mis últimos meses, ¿Qué necesito para unirme al Voluntariado Internacional Dominicano?, ¿ Qué necesito para ir a la selva Peruana?, ¿ Que debo colocar en mi maleta?... Esto ha sido lo último que coloqué en mi equipaje y hasta hoy trato de tenerlo en cuenta.

“... Mi unicornio azul ayer se me perdió, pastando lo dejé y desapareció. ... Mi unicornio y yo hicimos amistad, un poco con amor, un poco con verdad... Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue...” [3]

El momento ha llegado, pausadamente respondo al llamado de abordar el avión que me llevaría a Lima - Perú. En el avión me acompañaba mi viejo y deteriorado Nuevo Testamento; hice lectura reiterada de pasajes de la carta de Pablo a Timoteo; posteriormente escuché música, disfrute de un rico almuerzo; cerraba mis ojos, pero no podía dormir, el paisaje era demasiado hermoso y constantemente me los hacia abrir. En este momento ya no pensaba en nada ni en nadie; sólo observaba.

El mar y el Puerto del Callao, me dieron la bienvenida a Lima. Al entrar al aeropuerto Jorge Chavez, sólo intentaba ubicar la puerta de salida, tenía algo de temor de que nadie estuviera a mi espera; sin embargo llevaba en mi pantalón un papelito con la dirección a dónde debería llegar, por sí acaso, jajaja. Al llegar a al salida habían muchas personas y diferentes letreros con diversos nombres. Al principio no leía ninguno, pero rápidamente leí uno que decía – Isabel - ¡Por Dios! ¿Cuántas Isabel habría en este vuelo? ; miré a mí alrededor, asegurándome que nadie corriera hacia ese letrero, - esto fue muy gracioso -; me acerqué al letrero, la mujer me identifica y me indica que la siga, como borreguita salí detrás de ella, llegamos al automóvil, nos presentamos y descansé, ¡No se había equivocado de pasajera!. En ese momento era conducida por la Vicaria provincial de las Hermanas Dominicas Misioneras del Rosario.

Al llegar a la casa Provincial, las palabras de bienvenida se manifestaban en diferentes voces femeninas, fui plácidamente vinculada a algunas actividades de la casa como la liturgia, eucaristía, compras y pendientes administrativos; en fin, ellas trataban de sacarme de casa para que conociera; estuve de paseo todos los días, jajaja, y yo encantada; todo era nuevo y motivo de disfrute para mí.

Recuerdo con agrado mi vinculación a algunas actividades en beneficio de los recientes afectado por el terremoto en el Perú; estas actividades me hacían sentir parte de esa tragedia y desde ya parte de este pueblo.

Otro momento que recuerdo fue la celebración de la fiesta de Santa Rosa de Lima; y sí que en este pueblo es una verdadera fiesta. La compartimos como familia; la comida estuvo deliciosa, como toda la comida Peruana que he probado hasta el momento. La homilía hizo énfasis, entre otras cosas en ideas como, ¿Qué de bueno puede salir de Nazaret?, ¿ Qué de bueno puede salir del Perú?. Recordé que varias personas de otras nacionalidades, incluyo con tristeza personas de mi país, se burlan de algunos rasgos culturales del Perú; cuando yo escuchaba estos comentarios con mi cabeza los desaprobada, pero mi silencio también me hacia cómplice; creo que no tenía los elementos para iluminar este tipo de conductas. Hoy tengo la gracia de descubrir el valor de este pueblo, en sí el valor que tiene todo pueblo ante Dios y ante cualquier persona que descubra el simple valor de lo humano. Hoy me uno a lo planteado por mi hermano fraile de nacionalidad Peruana “La dignidad de un pueblo no está en su desarrollo, la dignidad de un pueblo esta en lo que vive y siente” y este pueblo sí que vive y sobre todo siente.

Días después visité en compañía de una angelita de la guarda que encontré por aquí, algunos sitios Dominicanos, como el Convento San Alberto, y el Santuario de santa Rosa de Lima; he de compartir que sensaciones muy bellas me embargaron al estar en la tumba de Martín de Porres y de Rosa de Lima; observar las que fueron sus habitaciones, caminar por los pasillos por los que sin duda ella, él y también Juan Macías caminaron, es sin duda una experiencia muy Dominicana, que difícilmente podré omitir. Al entrar al santuario, mis lágrimas manifestaron la emoción; de rodillas les pedí que guiaran mis pasos por sus tierras, que orientaran mis acciones por la senda que ellos y ella optaron. Hoy me siento orgullosa y premiada por estar en el Perú, por vivir esta experiencia de Predicación en una tierra tan nuestra, tan Dominicana.

Otro momento especial fue recibir llamadas de mis hermanos laicos y laicas del Perú; si bien la gracia de Dios ha permitido a través de nuestra incipiente organización laical mantener contacto con hermanos y hermanas de diferentes nacionalidades, sentirme acogida por ellos y ellas, conversar, conocer otras formas de organización laical y observar la grandeza de nuestra vocación es sin duda una gran experiencia; son mis hermanos, y hermanas, somos un mismo llamado vocacional revelado de forma diversa, somos los Predicadores y Predicadoras; ahí comprobé que ya hemos generado comunidad aún cuando no nos conocemos personalmente, aún cuando la distancia hace limitada la cercanía.

Luego de terminar los trámites en inmigraciones del Perú, de percibir la riqueza de mi comunidad de acogida, las Dominicas Misioneras del Rosario y de ver cómo mi equipaje generosamente aumentaba cada vez que iniciaba un nuevo tramo a mi destino final, me despido de Lima, de su acogida y me dirijo a Sepahua.

“... Qué fronteras debo respetar, si alguien roba comida y después da la vida, ¿Qué hacer? ¿Hasta dónde debemos respetar las verdades?[4]

Dios no se cansaba de manifestarme que él iba conmigo, que no estaría sola, en esta oportunidad su gracia se manifestaba en dos hermanos frailes y en un laico, todos Españoles de visita en la misión, y con los cuales compartiría mi viaje a Sepahua. A uno de mis hermanos frailes lo conocí en el pasado Capítulo General de frailes Provinciales; por lo tanto fue bello compartir durante algunos momentos de las diez horas de viaje, recuerdos y sensaciones vividas en nuestra experiencia común, definitivamente los caminos no se cruzan sin una lógica divina.

Durante el viaje todos sufrimos el Soroche (mal de altura) y fue curioso que cada vez que estacionaba el bus, nos mirábamos tratando de saber si ya habíamos llegado; ninguno conocía nuestro destino; no recurríamos a preguntar para no llamar la atención; pero entre el hablar Español, y Colombiano, esto era imposible. Al fin todo indicaba que habíamos llegado a Satipo, Provincia del Departamento de Junín; desayunamos y todo listo y preparado para “Alas de Esperanza”.

“Alas de Esperanza” es la avioneta que sirve a la misión; conocía hace meses de su existencia y me sorprendió, me la imaginaba más rudimentaria jajaja; los procedimientos de seguridad y la tranquilidad del piloto nos dieron la confianza para iniciar nuestro viaje; luego de mirarnos con ojos de incertidumbre nos subimos; el paisaje hizo que durante una hora nuestra mirada se fijara en el tapiz verde con hilos dorados; era el variado verde, los imponentes ríos, era la majestuosidad de la selva Peruana. En este momento nuevamente no pensaba en nada ni en nadie, solo observaba. Luego de un aterrizaje igualmente cómodo para la improvisada pista, llegamos a Sepahua; rápidamente una de las hermanas me estaba esperando, me saluda y me conduce a la que será mi casa por varios meses; al fin he llegado a mi lugar de misión, Sepahua; pero ¿Qué es Sepahua?

Sepahua es un distrito de la provincia de Atalaya en el departamento de Ucayaly, en la Amazonía del Perú; tiene alrededor de cinco mil habitantes y esta ubicada geográficamente en el bajo Urubamba y alto Ucayaly; fue fundada en 1948 por Fray Francisco Alvarez, OP; y en su área se encuentran grupos étnicos como los Yines, Ashaninkas, Yaminahuas, Amahuacas y Colonos.

Como pueden observar es un sitio diverso culturalmente y desde el inicio con presencia misionera Dominicana; frailes, misioneras y misioneros seglares y hermanas Dominicas, han escrito su historia personal en la medida que Sepahua ha escrito su historia como pueblo. En los últimos años ha crecido rápidamente y hoy confluyen grupos numerosos de mestizos y colonos. Sepahua es ahora algo más que una misión, es un fuerte centro de influencia, en el que su población más creciente, las autoridades municipales, la comunidad nativa y la misión caminan de la mano hacia un futuro todavía difícil de predecir.

Hago comunidad con tres religiosas de las Dominicas Misioneras del Rosario y con una laica de esta comunidad, cada una tiene unas responsabilidades dentro de la misión y dentro de nuestra casa; compartimos la vida en común (alimentos, liturgia, recreación, retiros, el trabajo y lo que salga... así es en la selva y en la misión...). Me sigue llamando la atención la apertura y generosidad con la cual estas hermanas han abierto sus puertas a nuestra vocación, y no solo comparten el trabajo; una hermana - con la que nos divertimos mucho - decía reiteradamente a mi llegada, “aquí no sólo compartimos el trabajo, bienvenida a compartir la vida”. Esta vida también la compartimos con nuestros vecinos y hermanos frailes, ellos son tres y comparten su vida también con otro laico. Tres religiosas, tres frailes, dos laicas y un laico, somos la presencia de la Orden de Predicadores en esta parte de la selva Peruana.

Este sentido de comunidad me dio el espacio para que en mis primeras semanas fuera participando y colaborando en algunas actividades que si bien no estaban definidas dentro de las acciones que llevaré a cabo en mi experiencia como voluntaria, si me han brindado espacios para acercarme a las personas e ir conociendo algunos aspectos de mi nuevo espacio de misión.

En estas semanas les enseñé Cumbia Colombiana a los niños y niñas del colegio de secundaria (ya ni recordaba como se bailaba jajaja), he reemplazado a un docente en la escuela de primaria,( aún confundo alguna S con C jajaja) , organizamos un cine foro para los docentes de las instituciones educativas, he jugado voleibol y futbolito con las niñas del internado y del colegio de secundaria (recordando tiempos de colegio y universidad...), he colaborado en el aniversario del Colegio de secundaria (desconocía qué era una Tómbola...) y otras actividades que disfruté y me permitían descubrir cualidades ignoradas y/o olvidadas y hasta limitaciones personales desconocidas, esto me dio elementos para seguir mi pausado caminar.

Tengo que reconocer que si bien el acercarme a las personas y compartir con ellas lo disfrutaba, también dejaba mi corazón constantemente inquieto, producto de lo que observaba, las dificultades y las situaciones deshumanizantes que se perciben constantemente originaban una reiterada pregunta, ¿Qué puedo hacer? ; y era una pregunta a la cual respondía con mil y una ideas; muchas proyectos se me ocurrían; pero aún no era el momento, había que esperar, era prematuro para actuar; vuelvo a serenarme, guardar silencio, nuevamente no pensar en nada ni en nadie y sólo observar.

Luego de compartir en comunidad estas inquietudes, durante una visita provincial a la casa, encontré en ellas el respaldo y la fortaleza para divisar claramente el horizonte. En una reunión comunitaria posterior, analizando mi experiencia pastoral, mi competencia profesional, las necesidades de la misión y mis deseos; hemos decidido que como Voluntaria Dominica aportaré en:

POBLACIÓN OBJETIVO[5]

PROYECTO

TAREA DE LA VOLUNTARIA

Niñas del internado de la misión “El Rosario”

Refuerzo académico

Asesoría y orientación de tareas

Desarrollo de habilidades sociales

Diseño y ejecución del proyecto

Desarrollo emocional

Diseño y ejecución del proyecto

Conocimiento de la realidad social

Formulación, diseño y ejecución del proyecto

Colegio P. Francisco Alvarez, OP

Conocimiento de la realidad juvenil

Formulación, diseño y ejecución del proyecto

Orientación del Bienestar del educando (OBE)

Coordinación del Bienestar del Educando

Pastoral educativa

Coordinación de las diferentes pastorales.

Población de Sepahua y alrededores.

Diseño de Hoja Dominical

Coordinación de la publicación

Emisión radial de “Con las huellas de Domingo”

Diseño y apoyo en la coordinación

Como pueden ver la labor es ardua, el trabajo abundante, pero insignificante ante tanta necesidad; al principio sentía algo de temor por las responsabilidades, pero después de observar llega el momento de actuar, y tengo el deseo de darme, de entregarme plenamente y de seguir dando pasos cortos, pero sólidos. Es curioso que en mi experiencia apostólica de años anteriores, uno solía decir que se “ iba de misión “ en épocas como la Navidad o las semanas santas, pero aquí la misión es todo los días, vivo en la misión, y la misión de Sepahua es ahora mi vida.

“...Estando en la cuerda floja no consigue nada quien no se moja... Cuando elevas el vuelo, el que no aletea se cae primero...”[6]

El camino hasta aquí no ha sido sencillo, y los momentos difíciles en el ámbito personal ya han aparecido, el recuerdo de personas que amo y algunas lágrimas han acompañado algunas de mis noches. Esta parte también me ha llevado a una de mis primeras conclusiones y espero no sonar atrevida al asegurar que cuando una persona decide asumir una experiencia como la del Voluntariado Internacional Dominicano, no solo lo hace guiada por un deseo apostólico (acercarse más o la radicalidad del evangelio), sino también respondiendo a una necesidad emocional que te impulsa a poner distancia con tu propia realidad. [7] Es una gracia que el deseo apostólico sea el motivo consciente que te impulsa a tomar esta decisión, pero debajo de esto, en lo profundo de tu intimidad, en la “dimensión desconocida”, a veces hasta para nosotros mismos, hay elementos dejados por la historia personal, que también coexisten en la humanidad de el o la apóstol.

En estas primeras semanas me he hecho consiente de estos otros motivos; aunque me los presentía, no los había aceptado; hay cosas en mi vida emocional que necesitan ponerse en orden o cambiar de orden, hay interrogantes que responder y/o otros que abrir. Esto me recuerda una reciente reunión comunitaria en donde compartíamos un texto sobre la Mística Misionera, creo que esto se acerca a una de sus definiciones; la Mística de un o una Predicadora o Predicador es el derecho a una vida más profunda; en la medida en que el trabajo, la vida comunitaria o la realidad de mi misión me ha hecho descender a otras profundidades, me ha hecho más consciente de mi misma; sentirme, tantearme, medirme, olerme, ser consciente de mi humanidad; me hace más feliz y creo que más humana.

Amigos y amigas, para terminar quiero agradecerles por el acompañamiento que me han brindado, aquí la comunicación es algo limitada[8], motivo por el cual presento mis disculpas por no responder prontamente a tan generosas manifestaciones.

Tengan la seguridad que comprender el mundo nativo es mi reto inicial, que lucho porque la entrega sea mi actitud constante y que la misión me hace feliz. Aunque sé que no son necesarias, sepan que desde la lejanía mis oraciones los y las acompañan.

.... Alzar el vuelo, inténtalo de nuevo, mira la vida con el alma en cueros, siempre de frente cuando hay contracorriente,

que en la orilla esta la suerte...[9]

Los y las ama.

Srta. María Isabel Serrano Guarguatí, OP

Voluntaria, DVI - Perú



[1] Relato No 1, a los 43 días de la experiencia como miembra del Voluntariado Internacional Dominicano, de la Srta. María Isabel Serrano Guarguatí, OP; Colombiana en la selva del Perú, con las hermanas Dominicas Misioneras del Rosario. Escrito publicado a los 11 días del mes de octubre.

[2] Silvio Rodríguez; trabajo discográfico “Canciones urgentes”; canción, “No hace falta”.

[3] Silvio Rodríguez; trabajo discográfico “Canciones Urgentes”; canción, “Unicornio”.

[4] Silvio Rodríguez; trabajo discográfico “Canciones Urgentes”; canción, “Playa Girón”.

[5] Todos los proyectos tiene como población objetivo, a los miembros de las comunidades nativas de la zona, mestizos y colonos, vinculados y vinculadas a los proyectos de la misión.

[6] Rosana, trabajo discográfico, “Rosana”; canción, “De frente”

[7] No necesariamente significa huir, a veces se está más cerca cuando se está lejos.

[8] Ante la pregunta de algunos y algunas, cualquier correspondencia, encomienda, regalo jajaja o similares, los pueden hacer llegar a la casa Provincial de las Hnas Dominicas Misioneras del Rosario, Avenida Brasil, 2470 Pueblo Libre, Lima. Allí las hermanas muy generosamente sabrán hacerlo llegar al sitio en donde me encuentro.

[9] Rosana, trabajo discográfico, “Rosana”; canción, “De frente”

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