lunes, 7 de mayo de 2007

JUAN GERARDI, MÁRTIR DE LA IGLESIA COMPROMETIDA



Publicado en Adital

Monseñor Juan Gerardi nació en la Ciudad de Guatemala, el 27 de diciembre de 1922. Estudió en Guatemala y en los Estados Unidos, ordenándose sacerdote el 21 de diciembre de 1946.
Posteriormente fue asignado por sus superiores a servir como cura párroco en varios pueblos del interior de Guatemala por lo que tuvo contacto con la extrema pobreza y explotación con que, como en toda Latinoamérica viven los indígenas, los verdaderos dueños del continente.

Entre 1980 y 1983, años aciagos para el pueblo hermano de Guatemala, por la lucha entre el ejército y la guerrilla, ocupa el Obispado de El Quiché, desde donde denuncia la muerte de muchos catequistas y Delegados de la Palabra.

Aprovechando que debe viajar a El Vaticano, para asistir al Sínodo de la Familia se le impide el ingreso al país, por lo que solicita asilo político en El Salvador en donde se le niega. Debe recordarse que en ese momento este país centroamericano, estaba gobernado por dirigentes muy cercanos a los asesinos del otro mártir centroamericano Oscar Arnulfo Romero. Termina asilado en Costa Rica.

Una vez vuelto a su país natal crea la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado, desde donde investiga las víctimas de la violencia y la violación sistemática de los derechos humanos en su país. Lleva a cabo el proyecto Interdiocesano Recuperación de la Memoria Histórica, con el fin de conocer la verdad de los múltiples crímenes cometidos en su patria, sobre todo durante el Gobierno del pastor evangélico Efraín Ríos Montt.

Este informe fue la causa de la muerte de Monseñor Gerardi. Expuesto el 24 de abril de 1998, el informe en donde se prueba que aproximadamente el 90% de los crímenes de lesa humanidad, en contra del pueblo de Guatemala, fueron cometidos por el ejército y no por la guerrilla como el gobierno mantenía. El 26 de abril entra al martirologio centroamericano al ser asesinado a golpes de martillo y con otros instrumentos contundentes.

Por la muerte de Gerardi fueron condenados varios militares, ex guardaespaldas de la presidencia y el sacerdote Juan Orantes. La jueza Barrios, quien llevó el caso tuvo que exiliarse en España, víctima de múltiples amenazas.

Con motivo de la muerte de Gerardi se escribió el AL BUEN PASTOR GERARDI MÁRTIR DE LA MEMORIA. cuyo original se puede encontrar en:
http://servicioskoinonia.org/martirologio/textos/gerardi.htm, el cual reproducimos en memoria de este mártir de la libertad de expresión.



Venías del Quiché, del Quiché mártir;
de la tierra arrasada;
de los muchos exilios de tu Pueblo;
de una larga agonía de silencios y esperas;
de unos altos volcanes, contenidos
de indignación profética….

Querías “construir un país otro”,
soñabas una nueva Verapaz.
“La construcción del Reino tiene riesgos”,
lo sabías muy bien, pero vivías
los derechos humanos como sueños divinos;
con tu sed de justicia verdadera;
en tu opción por las víctimas, que son también los pobres.

Venías libre y fuerte, curtido en Evangelio,
vestido de una chumpa popular,
con buen humor chapín,
Juanito, monseñor, sabio y correcto
como un patriarca maya.

Levantaste tu voz en el Congreso,
en los foros del mundo,
y el informe del REMHI y de la ODHA
recogían, por fin, la voz callada,
la verdad de la Historia.
Vigía de la noche y de la aurora,
pastor de un Pueblo insomne,
la paz necesitaba la firma de tu sangre
y la diste, total, limpia y hermosa
como un cáliz de Pascua.

Quebrantaron tus ojos, porque vieron
la masacre de un Pueblo;
la concha de tu oído que acogió su clamor interminable;
tu boca profetisa que le ha devuelto el canto….
Pero en tu rostro, roto por el odio,
como en un colectivo lienzo de la Verónica,
han reaparecido todos los rostros muertos,
vivientes para siempre!
Las columnas matrices de nuestra catedral
han puesto al sol de Dios y de la Historia
los nombres que ha marcado la sangre del Cordero.
Y el 26 de Abril se ha vuelto fecha-hito,
aleluya pascual de marimba y claveles,
kairós de libertad en la Iglesia y la Patria.
La piedra que trizó tu cuerpo ungido
te hizo piedra angular de la memoria viva.

Vamos a hacer verdad de la memoria
y “esa verdad será que no hay olvido”.
Habrá perdón, pero no habrá olvido.
Juramos: “Guatemala: ¡Nunca más!”
Nunca más dictaduras ni masacres,
ni miedos suicidas, ni cómplices silencios.
¡Siempre más Guatemala, libre, india, fraterna!
Y granará el maíz de la justicia maya,
Florecerá la paz en las orquídeas
-blancas de luz, moradas de memoria-,
y el vuelo del quetzal bordará la utopía.

Tu muerte, buen pastor, no ha sido en vano.
Guiados por tu ejemplo, nosotros seguiremos
forjando la verdad y la justicia,
dando la voz al canto enmudecido,
dando esperanza al Pueblo caminante,
dando la vida al Reino de los pobres.
La sombras del poder y la mentira
pretenden empañar, inutilmente,
la gracia de tu gloria.
¡Ya estás en plena Luz, en vera Paz,
y eres la Iglesia viva, la nueva Guatemala!

¡Nadie nos borrará de la memoria
tu memoria, GERARDI,
mártir de la Memoria !

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