viernes, 17 de agosto de 2007

"IR A LAS FRONTERAS Y DESCUBRIR LA HUMANIDAD"

Daniela Salgado Burgos

(ayalen80@yahoo.com)

Archipiélago de Chiloé, Agosto del 2007

Por estos días mi vida pasa sobre el mar….como buena dominica ando tras la simpleza y la itinerancia, y en esa permanente búsqueda de ir a las fronteras y descubrir la humanidad; la propia y la del prójimo, me embarque en esta extraordinaria aventura de navegar por el sur de Chile, soy la médico del “PMD Cirujano Videla”, buque equipado con alta tecnología para prestar atención de salud a 5 comunas de Chiloé y Palena. ¿Cómo nace este proyecto? ¿Se acuerdan que el año 2006 se cayó políticamente el puente del Chacao que uniría Chiloé con el continente?. Una de las soluciones en salud ejecutada por la presidenta Bachelet, fue equipar un buque para atender a las islas, solución a mi gusto, coherente con la realidad geográfica y cultural del archipiélago. Ahí entro yo, postulé al cargo y fui seleccionada, mi trabajo; es acompañar a la gente más sencilla y aislada a través de la medicina, labor que realizo en conjunto a un equipo de 6 profesionales de salud y 30 marinos de la Armada de Chile, nuestra misión es asistir a 23 islas, desarrollando una ronda de salud mensual a las postas más australes del archipiélago, (islas Desertores; Talcan, Nayahue, Autení, Chulín y Chuit, Islas Butachauques; Voigue, Mechuque, Tac y Metahue, Quellón; inio, isla chaullín, Laitec, Cailín, Queilen; Alqui y Nepué, y Quinchao; Isla Caguach, Quenac, Linlin, Apiao, Alao, Meulin y Chaulinec.)

Aprovecho de contarles que somos la 1° tripulación femenina a bordo de un buque chileno, “el cambio de la sociedad vendrá por la mujer” acostumbraban a enseñarme las monjas dominicas, al parecer resultó cierto, ha sido una novedad para esta institución incorporar a civiles mujeres, y la experiencia solo ha traído gratificaciones, hacemos un muy buen equipo.

Mi trabajo es un privilegio, estos 8 meses de navegación han sido una experiencia incomparable, cada día es completamente distinto al anterior, esta oportunidad me ha permitido hacerme parte de historias de esfuerzo, gente que vive y sobrevive en los márgenes de nuestra patria, gente que es parte de una dimensión tan distinta a la que estamos acostumbrados. A veces parece que habito entre dos mundos opuestos, con diferentes ritmos y prisas, acá, en las islas, los temas importantes son; el viento, las mareas, la escarcha, los brujos y los males que enferman el cuerpo y el alma, allá, en la ciudad; los asaltos, “la marengo”, el “baile del koala”, y el transantiago. Cada vez creo que volver a la simpleza de estos pueblos es lo que traerá el equilibrio y la felicidad a la sociedad, abrazando la simpleza está el secreto para disfrutar la vida, contemplarla y mirarnos en lo profundo.

Me gustaría abrirles una ventana y mostrarles la belleza de estos lugares, su naturaleza majestuosa; cordillera nevada, volcanes, cielo azul, compartirles los sonidos; la lluvia intensa, las aves, ver jugar a los pingüinos, o los lobos marinos cuando se roban los peces de las salmoneras, o el olor de los bosques de canelos, lenga y tepú, el canto del chucao….son cientos las imágenes que conmueven y cautivan, sentir el frío o las olas en el bote de goma, compartir el mate en la posta, sentir el calor de la cocina a leña, la chicha de manzana, el curanto o el asado de cordero, oír las historias de las ancianas, los secretos de las curanderas, hierbateros y machis….valorar el inmenso respeto de este pueblo williche-chilote a su tierra y su cultura ancestral.

Para la gente de islas, salir de sus hogares a recibir atención de salud a la isla grande, es un tremendo esfuerzo, deben haber condiciones climáticas favorables para navegar, y tener dinero para sobrevivir en el pueblo, ya que dentro de las islas, en promedio de 200 hbts, poco dinero es el que se usa, ya que no hay cuentas de luz, gas ni agua potable, en la mayoría de éstas, no se cuenta con saneamiento básico, y el dinero se obtiene trabajando como pescador artesanal y agricultor, oficio que se ve amenazado por la presencia de salmoneras, marea roja, pestes o fríos que quemen las siembras.

Por lo tanto, la llegada del buque ha podido facilitarles la vida, es un aporte al trabajo que ya hacían los equipos municipales de salud. Sólo puedo contar buenas nuevas de esta aventura, aquí me siento útil, mi profesión hoy como nunca toma sentido, siento que estoy en el lugar correcto, contribuyendo a que cientos de personas tengan el derecho a una vida más digna, donde se les garantiza el acceso a la salud, con un equipo integral, que ha favorecido la organización comunitaria, y ha permitido mayor frecuencia y oportunidad de rondas, otorgándoles a estas comunidades aisladas mayor equidad y resolutividad en salud.

Estoy contenta y agradecida, supongo que esto es lo que llaman vivir la vocación; sentirme cada día en sintonía con lo que hago y para quienes lo hago. Este mes que celebramos a Sto. Domingo, les confidencio que por mucho tiempo extrañé “la vida dominicana” lo creía parte del pasado y me hacía falta esa espiritualidad, sin ella el “hacer” se volvía un poco vacío, y esa nostalgia cambió hace solo unas semanas, cuando el mismísimo “pasado” se hizo presente en mi casa en Chiloé, con bolsos, guitarras y risa, ¡¡llegaron a visitarme mis amigos del MJD!!!, después de años de no vernos, tenía en mi casa a Nelson, la Barbarita, y Andrea, esta última, una amiga con la que compartí sólo una misión hace 5 años en Pitrufquén, y estuvimos aquí, en Chiloé, haciendo comunidad, acompañándonos, compartiendo historia, anécdotas, luchas, esperanzas, proyectos, compartiendo la mesa, el vino, el canto y gozando la vida, lo pasamos excelente. Recordábamos la famosa frase de Domingo “el trigo amontonado se pudre” y entendí entonces, que es esa la parte de la vida dominicana en la que estoy, la de ir al encuentro de S.S. otras, salí de la comunidad para vivir mi forma de predicar, a través de la medicina, y no por ello, se deja de ser parte de esta comunidad, no importa cuan lejos o solitario uno se encuentre, el carisma no te abandona, sino por el contrario, te constituye y va determinando tu proyecto de vida, y esa certeza, de saber que hay muchos otros intentando mejorar o corregir un poquito este mundo, alienta a continuar.

Sin embargo, esa certeza, no tiene que hacer que nos descuidemos como dominicos, hace tan bien reencontrarse!!!, hace bien volver a la fuente y llenarse del espíritu que nos une, así que cuidémonos y juntémonos!!!, mi casa está abierta a recibirlos.

Recuerden que estamos llamados a anunciar la buena nueva, con la creatividad, la libertad y diversidad que nos otorgan nuestros dones, estamos llamados a disfrutar la vida y ponerla al servicio y compartirla con los más excluidos y marginados. Un abrazo cariñoso a toda la familia dominicana, a todos los amigos y amigas que están repartidos por tantos lugares.


1 comentario:

Anónimo dijo...

emotivo testimonio y un gram ejemplo de servicio al estilo dominicano. felicitaciones Daniela.

un abrazo